La disponibilidad desde el principio de 2012 de nuevos fármacos para tratar la infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC) ha revolucionado una enfermedad de la que hasta ahora apenas se hablaba. La esperanza de curación se ha visto frustrada por el elevado precio de unos medicamentos que aterrizan en España en uno de los momentos económicos más delicados de su historia reciente. Las restricciones en el acceso no han dejado a nadie indiferente: médicos que no pueden prescribir las nuevas terapias a sus pacientes; pacientes que a toda costa desean tratar su enfermedad atraídos por los cantos de sirena que anuncian la curación en prensa, radio y televisión; y la industria farmacéutica que, con su maquinaria de mercadotecnia a todo gas, intenta sacar la hepatitis C de la oscuridad en la que hasta este momento estaba sumida y convertirla en una de las prioridades de salud pública para los próximos años.
No cabe duda de que la llegada de los nuevos antivirales contra la hepatitis C abre una nueva etapa muy esperanzadora en la curación de una enfermedad que, según las estimaciones, afecta en España a 800.000 personas de las que solo una cuarta parte conoce su diagnóstico. Sin embargo, otra cosa muy distinta es pensar y hacer creer a los pacientes que la nueva terapia triple basada en la combinación de un inhibidor de la proteasa contra el VHC (telaprevir o boceprevir) junto con interferón pegilado y ribavirina se convertirá en el tratamiento por excelencia para todos los pacientes con hepatitis C. La terapia triple basada en esta primera generación de inhibidores de la proteasa actúa solamente frente al genotipo 1 del VHC y, entre sus limitaciones, se incluye la toxicidad (agravada por el uso de interferón pegilado), la complejidad en la toma, la duración y su eficacia todavía limitada en algunos grupos de pacientes (los que habían respondido peor a un tratamiento previo con interferón pegilado y ribavirina).
Por lo tanto, la terapia triple con interferón pegilado, ribavirina y telaprevir o boceprevir será el tratamiento de la infección crónica por VHC en pacientes con genotipo 1 durante un tiempo limitado, es decir, mientras no tengamos nuevas y mejores opciones terapéuticas. Sería poco realista pensar que, con las todavía limitadas opciones terapéuticas y en las actuales circunstancias, podemos tratar a todos los pacientes con hepatitis C en España. Por fortuna, la investigación y desarrollo en el ámbito de la hepatitis C se encuentra en plena efervescencia y muy pronto llegarán nuevas opciones de tratamiento.
Muchas organizaciones abogamos por y hacemos presión ante las administraciones sanitarias para que cualquier paciente con hepatitis C que necesite con urgencia tratar su enfermedad y cumpla los criterios clínicos para poder tratarla tenga acceso al tratamiento, ya sea través del sistema sanitario público, ya sea a través ensayos clínicos (o cualquier otro mecanismo de acceso temprano a fármacos).
Con todo, mientras no haya terapias más eficaces (que curen a un mayor número de pacientes con independencia de su genotipo viral o su historia de tratamiento anterior), más tolerables, más fáciles de administrar (sin interferón), que puedan estar al alcance de cualquier persona (y en especial de las poblaciones más vulnerables, como los usuarios de drogas inyectables, las personas privadas de libertad y los inmigrantes en situación administrativa irregular) y con un precio más razonable que permita su sostenibilidad a largo plazo, probablemente en la actualidad se deberían intensificar sobre todo los esfuerzos por diagnosticar a los/las pacientes que desconocen su enfermedad para que puedan ser tratados en el momento más oportuno y antes de que su enfermedad hepática empeore. La hepatitis C es la principal causa de cirrosis, cáncer de hígado y trasplante de hígado en España.
Muchas son las barreras que limitan actualmente el acceso a los tratamientos contra la hepatitis C en España, siendo el elevado coste de los fármacos uno de los obstáculos (pero no el único) más importantes a día de hoy.
Mientras las autoridades sanitarias no se tomen en serio el abordaje de la infección por el virus de la hepatitis C y establezcan unas políticas coordinadas de respuesta a esta enfermedad a través de intervenciones basadas en los datos procedentes de una rigurosa vigilancia epidemiológica, que en este momento tampoco existe, y que permitan conocer a quién, cuándo y cómo tratar, España continuará improvisando en el manejo clínico de esta enfermedad.
Está en nuestras manos cambiar el rumbo de esta epidemia. De la misma manera que la sociedad se alzó a mediados de los ochenta para poner freno de forma contundente a la infección por VIH en España, ahora es el turno de hacerlo con la hepatitis C, máxime teniendo en cuenta que pronto tendremos fármacos más eficaces y tolerables que permitirán erradicarla. No obstante, se requerirá la generosidad de todos los agentes implicados en la respuesta frente a la hepatitis C –entre ellos, la industria farmacéutica– para lograr que un mayor número de pacientes puedan beneficiarse de estos tratamientos.
Y a las ONG y asociaciones de pacientes nos tocará desempeñar un papel fundamental: incrementar nuestros esfuerzos para concienciar a la sociedad y a la clase política acerca del impacto de la hepatitis C sobre la salud individual y colectiva y la oportunidad que implica a todos los niveles su tratamiento, al tiempo que presionamos a la industria farmacéutica para que reduzca el precio de sus fármacos.
Este debería ser nuestro objetivo en este momento y no dejarnos encandilar por los cantos de sirena que ocultan los intereses comerciales de algunos laboratorios farmacéuticos en la carrera por posicionarse en el mercado de la hepatitis C.
Juanse Hernández
Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH)
Entidad Declarada de Utilidad Pública
juanse@gtt-vih.org
Para optar a la triple terapia antes se tiene que seguir un mes del tratamiento estándar y que la carga viral quede en el 5% en este mes si no se consigue no te dan la opción de la triple terapia, asique es muy difícil que los que hemos llevado los otro tratamientos y no lo conseguimos,consigamos que en un mes nos baje tanto la carga viral
Si eres un paciente Näive (nunca tratado) lo que se hace es tratamieto tradicional el primer més y ver si tu carga viral ha bajado un logaritmo. Si lo hace te añaden el tercer tratamiento (triple terapia siempre que tu grado sea F2 a F4). Si no lo hace será porque tu cuerpo no ha respondido al tratamiento y los médicos NO QUIEREN que el virus mute porqué en ese caso las posibilidades de curarte se van a reducir mucho más.
Los pacientes ya tratados se les añade desde el principio el tercer tratamiento si el grado es F2 a F4. El grado va de F0 a F4 siendo F4 cirrosis y en ese caso avocado al transplante de hígado. El tratamiento triple terapia tiene muchos efectos secundarios y el médico lo que menos quiere es que un paciente pueda tener una reacción que pueda hacer morir a una persona.
No me queda muy claro el comentario, si ya han tratado con interferon y no dió resultado ¿este nuevo tratamiento tampoco lo da?
El que haya fracasado el primer tratamiento no predice nada. En mi caso nadie tuvo en cuenta los niveles séricos de hierro, el control de los niveles de glucosa, el grado de esteatosis…y algunas otras circunstancias que ahora se sabe que influyen en la respuesta al tratamiento.