El actual modelo de investigación y desarrollo de medicamentos no funciona, está roto. Roto porque impide que una de cada tres personas tenga acceso a los fármacos que necesita para enfermedades tan graves como el cáncer, el sida o la hepatitis C; porque no invierte en investigar enfermedades que no son rentables; porque impone precios exorbitantes a los nuevos medicamentos, jugando con la vida de los pacientes y poniendo en peligro la sostenibilidad de los sistemas de salud; y porque desarrolla fármacos de escaso valor terapéutico que suponen un despilfarro de recursos públicos y de conocimiento científico.
Es un modelo ineficaz, injusto e insostenible, basado en proteger la propiedad intelectual por encima del derecho a la salud, opaco y secuestrado por los intereses privados de las grandes compañías farmacéuticas. Por eso, desde Salud por Derecho queremos cambiarlo.