Hoy en Salud por Derecho publicamos el informe «El cambio climático y las tres grandes pandemias«, donde analizamos cómo los efectos crecientes del cambio climático están transformando la salud global. El documento estudia en profundidad cómo fenómenos como el aumento de las temperaturas, las alteraciones en los patrones de precipitación y la creciente frecuencia de eventos climáticos extremos están incrementando la carga de enfermedades transmisibles, afectando desproporcionadamente a las poblaciones más vulnerables y a sistemas de salud ya sobrecargados, además de profundizar las desigualdades económicas y sanitarias existentes.
En cuanto a la transmisión de enfermedades infecciosas, y específicamente las tres grandes pandemias —malaria, tuberculosis (TB) y VIH—, el cambio climático modifica y multiplica la forma en que estas enfermedades se propagan a través de su impacto directo en el medio ambiente (por ejemplo, los cambios en los patrones climáticos afectan a las áreas de cría de vectores de transmisión) y a través de su impacto indirecto en las sociedades (por ejemplo, el desplazamiento forzoso tras inundaciones o sequías aumenta la transmisión, la mortalidad y dificulta la adherencia al tratamiento).
El cambio climático también amplifica las inequidades sanitarias, afectando directamente a los determinantes sociales de la salud (es decir, las condiciones en las que las personas nacen, viven, trabajan y envejecen, como la pobreza, la vivienda, la educación y el acceso a la atención médica), haciendo que las regiones y poblaciones vulnerables sean más propensas a sufrir las consecuencias de su impacto. Desde la perspectiva de la equidad y la justicia en salud, esto no solo es relevante porque las inequidades sanitarias se agravan por la crisis climática, sino también porque las poblaciones más expuestas son aquellas que han contribuido menos a la situación actual.
Ante este panorama, diversos actores clave en la arquitectura de la salud global han comenzado a abordar la emergencia climática, reconociendo su impacto directo en los mandatos de estas organizaciones. Estos actores están adaptando sus respuestas, incorporando estrategias de mitigación y adaptación con el objetivo de reducir las emisiones y ayudar a sus socios a nivel nacional a fortalecer sus sistemas de salud. Aunque tiene pleno sentido integrar la agenda climática en las instituciones y las iniciativas de salud global, dada su importancia presente y futura, aún existe poca reflexión sobre cómo estas iniciativas están incorporando políticas climáticas.
El informe tiene como objetivo contribuir a la creciente atención sobre cómo las organizaciones de salud global están respondiendo a los efectos del cambio climático, con un enfoque específico en el Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Al integrar la resiliencia climática en sus estrategias, estas iniciativas tienen el potencial de mitigar las disparidades en salud exacerbadas por el cambio climático.
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