- Los países ricos están incumpliendo con los compromisos adquiridos: solo se ha donado una de cada ocho dosis prometidas por el G7.
En vísperas de la Cumbre de Vacunas Covid-19 organizada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que tendrá lugar mañana en los márgenes de la Asamblea General de la ONU, las organizaciones de la alianza People’s Vaccine, instamos a los líderes mundiales a ir más allá de las promesas vacías y a llevar a cabo acciones contundentes para aumentar la fabricación y el acceso a las vacunas de la Covid-19 en todo el mundo.
La alianza, una coalición de más de 75 organizaciones internacionales –entre las que se encuentran Salud por Derecho, la Alianza Africana, Oxfam, ONUSIDA o Health GAP– que trabajamos por una vacuna de la Covid-19 que llegue a todo el mundo, asegura que el ambicioso objetivo del presidente Biden de vacunar al 70 por ciento de la población mundial para este periodo del próximo año no se conseguirá si lo único que ofrecen los países ricos es un poco de caridad, como hasta ahora.
“Los líderes mundiales han hecho grandes promesas sobre vacunar a todo el mundo, pero no las han cumplido. En cambio, han permitido a las compañías farmacéuticas no priorizar a los países pobres en la asignación de las dosis. Y por eso ahora tenemos un apartheid de vacunas”, asegura Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Necesitamos un nuevo paradigma que se base en compartir la tecnología y el conocimiento de la fabricación de vacunas en todo el mundo. Necesitamos acción, no promesas».
Desde la alianza People’s Vaccine pedimos al presidente Biden y a otros jefes y jefas de Estado que participan en la Cumbre que trabajen para poner fin a los monopolios existentes sobre las vacunas, renunciar a las reglas de propiedad intelectual, exigir el intercambio de tecnologías y conocimientos, invertir en la capacidad de fabricación e I+D en los países en desarrollo y reasignar las dosis de vacunas existentes lo antes posible.
“Estamos en un momento crucial de la pandemia. Mientras que los países ricos han administrado el 80 por ciento de las dosis globales, los países pobres solo han recibido el 0,5 por ciento. Esta impactante desigualdad es un desastre de salud pública, económica, de género y moral”, advierte Abby Maxman, presidenta y directora ejecutiva de Oxfam América. “El compromiso del presidente Biden de vacunar al 70 por ciento del mundo para esta época del próximo año no se cumplirá con promesas vacías, sino con acciones firmes. Eso comienza compartiendo desde ya el conocimiento y la tecnología de las vacunas, para que las naciones en desarrollo puedan producir sus propias dosis.”
Las organizaciones de la alianza estimamos que, hasta ahora, solo se ha entregado el 13 por ciento de los mil millones de dosis que los líderes del G7 prometieron en junio. Mientras tanto, la iniciativa internacional de vacunas COVAX ha anunciado que le faltan 500 millones de dosis para alcanzar su objetivo, ya de por sí bajo, con el que pretendían llegar al 23 por ciento de las personas de los países en desarrollo. Mientras tanto, el G7 va camino de desperdiciar 100 millones de dosis de vacunas que caducarán a finales de este año.
“Los países ricos continúan ofreciendo patéticos goteos de caridad mientras protegen los monopolios de las compañías farmacéuticas y niegan la protección de la salud a miles de millones de personas”, dice Maaza Seyoum, de la Alianza Africana y la Alianza de Vacunas de los Pueblos en África. “Con alrededor de 10.000 personas muriendo cada día, lo mínimo que hay que hacer es redistribuir los derechos para producir las vacunas”.
Las organizaciones pedimos que se acelere el proceso para aprobar urgentemente, antes de noviembre, la suspensión temporal de los derechos de propiedad intelectual que India y Sudáfrica propusieron en la Organización Mundial del Comercio (OMC) hace casi un año y que cuenta con el respaldo de EE.UU. Asimismo, piden que el presidente Biden y otros líderes mundiales utilicen todas las herramientas legales y políticas disponibles para presionar a las farmacéuticas y conseguir así que trabajen con el Grupo de Acceso a la Tecnología de la COVID-19 (C-TAP) de la OMS y el centro de transferencia de tecnología de ARNm de Sudáfrica para crear una mayor capacidad de fabricación y aumentar así la producción.
«Desde que India y Sudáfrica hicieron la propuesta solo han encontrado obstáculos. La vergonzosa inacción del presidente Biden está provocando innumerables muertes evitables en todo el Sur global», afirma Asia Russell, directora ejecutiva del Proyecto de Acceso Global a la Salud (Health GAP). «El presidente Biden debe utilizar su protagonismo mundial en la Cumbre de Vacunas para pedir acelerar una exención contundente de los ADPIC (aspectos de propiedad intelectual) en la Organización Mundial del Comercio. «.
Desde Salud por Derecho, su directora, Vanessa López, asegura que » los líderes mundiales tienen la obligación de cumplir con las promesas que hicieron en abril de 2020 sobre equidad y justicia en el acceso a las vacunas. Transferir el conocimiento y el know how (la receta de las vacunas) a fabricantes de países con menos ingresos es la mejor alternativa para incrementar la producción, fortalecer los sistemas sanitarios y preparar mejor a los países para futuras crisis». Y recuerda que “España tiene un papel crucial, el Gobierno de Pedro Sánchez ya apoyó la suspensión de las patentes, ahora debe seguir trabajando para que la UE deje de bloquearla. No podemos mirar para otro lado”.
La alianza People’s Vaccine pide al presidente Biden y a los líderes mundiales que se reúnen mañana en la Cumbre de Vacunas que:
- Lleguen a un acuerdo urgente sobre una exención de las normas de propiedad intelectual antes del Consejo de los ADPIC (aspectos de propiedad intelectual) de octubre para que todos los fabricantes cualificados, especialmente los de los países en desarrollo, puedan producir vacunas de la Covid-19
- Asuman compromisos jurídicamente vinculantes para compartir las dosis de vacunas inmediatamente, de modo que las personas más vulnerables y las que trabajan en primera línea en los países en desarrollo estén protegidas antes de que los países ricos administren terceras vacunas a los adultos sanos.
- Exijan a las empresas farmacéuticas que compartan la tecnología y los conocimientos técnicos con el C-TAP y con el centro de transferencia de tecnología de ARNm de Sudáfrica, y garantizar así que haya suficiente financiación para que se produzca la transferencia de tecnología.
«Egoístamente, los países ricos se preocupan por sí mismos, pero nos perjudican a todos. Necesitamos soluciones contundentes ahora, no más gestos vacíos», asegura Dinah Fuentesfina, directora de campañas de ActionAid International. «Ya es suficiente, debemos anteponer las personas a losbeneficios. Necesitamos una vacuna del pueblo (People’s Vaccine), ahora».