Mirriam Banda es comadrona, enfermera, administradora, consejera y defensora de la salud para 15.000 residentes de su comunidad en el este de Zambia, en el Centro de Salud Rural de Kafumbwe, situado en el distrito de Katete. Está casada y es madre de tres hijos. En 2011, un grave brote de malaria estuvo a punto de costarle la vida a su hija. La terrible experiencia sigue afectando profundamente a Mirriam, que durante su infancia también luchó contra la malaria en numerosas ocasiones; tantas que no puede recordar el número exacto. Hoy se enfrenta a la enfermedad día tras día en su trabajo y su comunidad y, en el contexto del Día Mundial de la Malaria (25 de abril), hablamos con ella.
¿Cómo vive una persona el día a día en un lugar donde se siente constantemente amenazada por la simple picadura de un mosquito? ¿Cómo cambia el paludismo la vida de las personas?
En un país donde la malaria es endémica, cuando te pica un mosquito siempre te preguntas si tendrá o no el parásito de la malaria y si te lo habrá transmitido o no. Es bastante preocupante, y es sólo una picadura de mosquito. ¡Imagínate que alguien muera sólo por una picadura de mosquito! Da mucho miedo. Nunca sabes quién será el siguiente de tu familia o de tu comunidad. Y la malaria se puede prevenir y curar, pero si las pruebas de diagnóstico y los tratamientos no se realizan a tiempo, puede llevar a la muerte. Mientras crecía he visto muchas vidas perdidas. Y ahora también, en mi trabajo como profesional sanitario, incluyendo a muchos bebés que pierden la vida mientras se les lleva lo más rápido posible a los centros de salud más cercanos. En el mundo, cada minuto, muere un niño menor de cinco años por malaria. Es muy descorazonador para las familias y para los cuidadores seguir perdiendo a nuestros seres queridos. Debemos hacer más.
En su país, Zambia, sigue habiendo casi 5 millones de casos al año, pero… ¿cómo ha cambiado la lucha contra la malaria desde que usted era niño hasta hoy?
Mientras crecía, solía padecer malaria unas dos o tres veces al año. Eso repercutía mucho en mi educación, ya que me perdía de 3 a 5 días de clase a la semana y eso me hacía ir por detrás de los demás, porque el resto de mis compañeros habían avanzado en asignaturas y yo no. Pero en las dos últimas décadas se ha avanzado muchísimo en la lucha contra la malaria con la ayuda de donantes como el Fondo Mundial. Ahora es diferente que en los tiempos en que la gente tenía que recorrer kilómetros y kilómetros para llegar al centro de salud más cercano para acceder a los servicios contra la malaria. Ahora, las instalaciones se han construido lo más cerca posible de las familias. Las medidas preventivas que se han puesto en marcha, como el suministro de mosquiteras tratadas con insecticida de larga duración, el diagnóstico y el tratamiento del paludismo, están disponibles en las comunidades y en los centros de salud. Se ha formado a personas como agentes comunitarios para que puedan realizar una sencilla prueba del paludismo, y si se detecta que una persona tiene malaria, se administra la terapia combinada con artemisinina para tratar la enfermedad.
Trabajas como comadrona en un centro de salud de una zona rural de Zambia. Las mujeres embarazadas y los niños menores de 5 años son los más vulnerables a las picaduras de mosquito. ¿Cómo trabaja con ellos en la prevención y el tratamiento?
Llegamos a estas mujeres embarazadas y niños a través de una educación sanitaria en el centro de salud y en su comunidad durante las sesiones de divulgación. Los sensibilizamos sobre qué es la malaria y cómo pueden prevenirla. Es importante que reconozcan los signos y síntomas, para que se sometan a una prueba diagnóstica cuando empiecen a sentirlos. Cuando las mujeres embarazadas vienen a sus sesiones prenatales, solemos suministrarles un tratamiento preventivo, Fansidar, que se administra bajo observación directa, lo que significa que tenemos que asegurarnos de que la mujer que toma el medicamento. También les proporcionamos mosquiteras con insecticida de larga duración, y les informamos sobre la importancia de dormir bajo las mosquiteras año tras año para evitar que les piquen los mosquitos y tener malaria durante el embarazo. Y los niños menores de cinco años también reciben mosquiteras con insecticida de larga duración.
Sin la ayuda para luchar contra la malaria de agencias como el Fondo Mundial, ¿la mayoría de la gente no tendría acceso a medicamentos y pruebas gratuitas?
El Fondo Mundial ha ayudado a Zambia a poner en marcha muchos programas, ayudando al país a disponer de la prueba de diagnóstico rápido, tratamientos como la terapia combinada con artemisinina y las mosquiteras de larga duración que se distribuyen masivamente en el país. Son las medidas necesarias para frenar el problema endémico de la malaria. Y la ayuda del Fondo Mundial no sólo se centra en la malaria, sino también en programas contra la tuberculosis y el VIH/SIDA.
La financiación también ha ayudado a capacitar a los trabajadores sanitarios para diagnosticar y tratar la malaria, y ayuda a Zambia a aplicar las estrategias que el Centro Nacional de Eliminación de la Malaria ha puesto en marcha para conseguir una Zambia sin paludismo. Si conseguimos una Zambia libre de malaria, esto también podrá extenderse a otras regiones y al resto del mundo.
Estamos hablando de una enfermedad que se puede prevenir y curar, pero que sigue causando más de medio millón de muertes al año, casi todas en África. ¿Es éste un patrón que se repite en la salud mundial?
África está muy afectada por la malaria, especialmente en la región subsahariana. No debemos librar esta lucha en solitario porque el no estar infectado no quiere decir que no estés afectado. Esto le puede pasar a cualquiera. La distribución se debe solo a la situación geográfica, pero todo es posible si tenemos en cuenta el cambio climático y el calentamiento global que se están produciendo hoy. Así que, si no invertimos más y no aunamos esfuerzos, incluso las regiones que no están afectadas por la malaria podrían verse afectadas en el futuro. Si esto ocurre, volveremos al punto de partida. Fíjense en lo que ocurrió durante la pandemia de COVID-19. Realmente habíamos dado un paso más en la lucha contra la malaria y estas otras enfermedades, ya que todos los recursos y la financiación se dirigieron a COVID-19, perdiéndose muchos de los progresos que se habían hecho en el programa contra la malaria. Para erradicar la malaria, tenemos que aunar esfuerzos e invertir más, no como región, sino como mundo.
Efectivamente, últimamente están sonando más alarmas porque con el calentamiento global la malaria se está extendiendo a zonas del mundo donde antes no había llegado. ¿Es necesario que esto ocurra para que la comunidad internacional reaccione de una vez e invierta más en herramientas e I+D para el control y la eliminación de la malaria?
Sí, las estaciones regulares ya no son como antes. Ahora puedes recibir lluvias en cualquier momento. Si nos fijamos en el patrón meteorológico que estamos teniendo en Zambia, estamos experimentando una sequía y, en algunas zonas, donde están experimentando algunas lluvias, son extremas, lo que lleva a muchas inundaciones. Y las inundaciones son un caldo de cultivo para los mosquitos, debido a las aguas estancadas. Significará muchos casos de malaria en esas zonas. Hay que tomar medidas respecto al cambio climático. Los mosquitos están mutando y cambiando sus patrones. Antes había muchos mosquitos a partir del atardecer, pero ahora es distinto: incluso durante el día nos pican. Tenemos que estar preparados, invirtiendo más e investigando más sobre las medidas que hay que poner en marcha. Para que la prevención, el diagnóstico y el tratamiento estén fácilmente disponibles y sean accesibles para todos, ayudándonos también a alcanzar la cobertura sanitaria universal para 2030.
¿Se imagina un futuro en el que los países con menos recursos dejen de depender de la ayuda internacional para atender a sus ciudadanos?
Claro, es algo que yo también espero. Por eso estoy dando mi voz, hablando por los que no tienen, porque muchas otras personas que están afectadas no pueden darla. Pero primero debemos invertir juntos para que podamos llegar a cero casos de esta enfermedad, que es prevenible y curable. Una vez que luchemos contra esta epidemia, no habrá malaria en Zambia, no habrá malaria en nuestra región, no habrá malaria en el mundo. En este contexto, los casos de paludismo serán tan pocos que será fácilmente controlable para un país concreto con los recursos locales de que disponga. Este es un futuro que espero con ilusión, y creo que será posible con un esfuerzo conjunto. Así pues, hago un llamamiento a todos los gobiernos para que inviertan en esta noble causa de la lucha contra la malaria, la tuberculosis y el VIH/SIDA.