La tuberculosis sigue siendo la enfermedad infecciosa más letal en el mundo, con 1,3 millones de muertes anuales y más de 10 millones de casos, afectando especialmente a las personas con menos recursos en los países de bajos ingresos. La pandemia de COVID-19 provocó retrocesos en el diagnóstico y tratamiento, pero en los últimos años se han recuperado poco a poco los esfuerzos de control. Los cortes en la financiación de la salud global suponen un nuevo reto para esta enfermedad, que se suman a una falta histórica de I+D y de herramientas eficaces de prevención y tratamiento, que han facilitado cepas de la enfermedad con gran resistencia a los fármacos existentes.
En el Día Mundial de la Tuberculosis hablamos con Ani Herna Sari, superviviente de tuberculosis y cofundadora de la Fundación Rekat Peduli en Indonesia, una organización que trabaja para apoyar y empoderar a las personas afectadas por la tuberculosis multirresistente.
Desde allí, además, ofrecen formación sobre Derechos Humanos y Género para concienciar y fortalecer a las comunidades; y brindan recursos esenciales como apoyo nutricional, sillas de ruedas y asistencia para el transporte, asegurando que las personas reciben la atención que necesitan. “Nuestro objetivo -aclara Ani- es mejorar su bienestar y facilitar su reinserción en la sociedad con dignidad y oportunidades reales”.
Tras tantos años de experiencia… ¿qué iniciativas funcionan mejor en la lucha contra la tuberculosis?
Dado que la tuberculosis está estrechamente vinculada a la pobreza, combatirla requiere mucho más que diagnósticos y tratamientos. Es fundamental llevar programas de educación y concienciación a comunidades con acceso limitado a la salud.
Las iniciativas más efectivas son aquellas que adoptan un enfoque integral. No solo se trata de garantizar el acceso a tratamientos, sino también de involucrar a las comunidades en la lucha contra la enfermedad. La participación de sobrevivientes y líderes locales ayuda a reducir el estigma y a fomentar la adherencia al tratamiento. Además, proporcionar apoyo psicosocial, asistencia nutricional y programas de empoderamiento económico mejora significativamente la calidad de vida de los pacientes y aumenta las posibilidades de que completen su tratamiento con éxito.
De ese modo, tratáis no solo la enfermedad, sino también los determinantes sociales de la salud
Es imposible combatir eficazmente la tuberculosis sin enfrentar sus causas sociales. Factores como la pobreza, la falta de vivienda adecuada, la desnutrición y el acceso limitado a la educación influyen directamente en la propagación y el tratamiento de la enfermedad.
Los programas más efectivos no solo se centran en la medicina, sino también en mejorar las condiciones de vida de los pacientes. Al ofrecer oportunidades económicas, apoyo emocional y mejor acceso a la alimentación, no solo ayudamos a terminar los tratamientos con éxito y curar la enfermedad, sino favorecemos el control de la tuberculosis a largo plazo.
La vacuna para la tuberculosis que se usa hoy fue desarrollada hace más de ¡100 años! Una de las noticias más esperanzadoras que hay es la futura llegada de la vacuna MTBVAC (desarrollada por el equipo del profesor Carlos Martín en la Universidad de Zaragoza, España), que está ya en fase avanzada (2b) de ensayos, pero que ha tenido problemas de financiación… ¿existen problemas en la financiación de la I+D para la tuberculosis?
Es un gran desafío. A pesar de ser una de las enfermedades infecciosas más mortales del mundo, la tuberculosis recibe menos atención y financiamiento que otras enfermedades como el VIH/SIDA o la malaria. Esto se debe, en parte, a que afecta mayormente a países de bajos ingresos, donde la rentabilidad para la industria farmacéutica es menor.
Proyectos como la vacuna MTBVAC representan una gran esperanza, pero su avance se ha visto frenado por la falta de recursos. Sin una inversión sostenida en investigación, la lucha contra la tuberculosis se vuelve más difícil, especialmente con el aumento de cepas resistentes a los medicamentos. Es crucial una mayor cooperación entre gobiernos, organizaciones filantrópicas y el sector privado para garantizar que estos avances en vacunas y tratamientos no se detengan.
Muchas veces las catástrofes climáticas (por ejemplo, el caso de las inundaciones de Bangladesh) están directamente relacionadas con el aumento de enfermedades infecciosas. ¿La lucha contra las pandemias de TB, malaria y VIH pasan también por la lucha contra el cambio climático?
El cambio climático y las enfermedades infecciosas están estrechamente relacionados. Las inundaciones, el calor extremo y los cambios en los patrones climáticos pueden alterar los sistemas de salud, desplazar poblaciones y crear entornos en los que los vectores de enfermedades, como los mosquitos que causan la malaria o el agua contaminada que causa la tuberculosis, pueden reproducirse.
Reducir las emisiones, invertir en preparación para desastres y fortalecer la resiliencia de las comunidades vulnerables no solo ayudará a combatir el cambio climático, sino que también contribuirá a reducir la propagación de enfermedades infecciosas. La lucha contra el cambio climático y las enfermedades infecciosas debe considerarse como parte de la misma agenda de salud mundial.
Sobre ese enfoque One Health… parece que en el quinto aniversario de la pandemia de COVID el mundo olvida lo aprendido y la financiación de la salud global está tiritando. ¿Cómo puede afectar esto a la lucha contra la TB?
Sí, con esta reducción para la financiación mundial de la salud el mundo parece estar olvidando las lecciones aprendidas durante la pandemia. La disminución del financiamiento global podría tener consecuencias devastadoras, especialmente para enfermedades como la tuberculosis, que ya reciben menos atención y prosperan en lugares con sistemas de salud insuficientes o desbordados.
El enfoque «One Health” reconoce la interconexión entre la salud humana, animal y ambiental, y es esencial para enfrentar enfermedades como la tuberculosis. Sin una inversión sostenida, corremos el riesgo de perder los avances logrados y enfrentar una crisis de salud aún mayor en el futuro.
Quizá el organismo multilateral que más ha cambiado la lucha contra la tuberculosis es el Fondo Mundial. ¿Para ti, que lo has visto y vivido desde dentro, que ha aportado en estos más de 20 años? ¿Qué papel juega la financiación internacional en los sistemas de salud de los países con menos recursos?
Durante las últimas dos décadas, el Fondo Mundial ha sido un pilar fundamental en la lucha contra la tuberculosis. Su enfoque, basado en financiamiento flexible y orientado a resultados, ha permitido fortalecer los sistemas de salud, mejorar el acceso a medicamentos y desarrollar la infraestructura necesaria, especialmente en comunidades con menos recursos. Al incentivar resultados medibles y fomentar la colaboración entre gobiernos, sociedad civil y sector privado, ha logrado que la lucha contra la tuberculosis sea más efectiva y coordinada.
Además del trabajo del Fondo Mundial, iniciativas como Stop TB Partnership y el Challenge Facility desempeñan un papel clave en el apoyo a las comunidades afectadas. Estos programas, financiados con recursos de Francia y Estados Unidos, complementan los esfuerzos del Fondo Mundial al impulsar iniciativas comunitarias y fomentar la demanda de soluciones contra la tuberculosis. En particular, el Challenge Facility permite que las propias comunidades identifiquen y aborden sus desafíos locales, al mismo tiempo que generan conciencia sobre la necesidad de nuevas vacunas y mejores mecanismos de monitoreo. Estas iniciativas son esenciales para el éxito futuro de los programas de tuberculosis, por lo que es fundamental seguir apoyándolas.
En países con pocos recursos, la financiación internacional es un elemento clave para cerrar las brechas en los sistemas de salud. Gracias a este apoyo, se pueden brindar cuidados esenciales y alcanzar a poblaciones vulnerables que, de otro modo, quedarían desprotegidas. Sin estos fondos, muchos países enfrentarían enormes dificultades para combatir la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas. La contribución del Fondo Mundial, junto con iniciativas como Stop TB Partnership y el Challenge Facility, ha permitido a muchas naciones avanzar en esta lucha, marcando una diferencia real en la vida de millones de personas.
Además, el Fondo Mundial anunció hace semanas una nueva ronda de financiación. ¿En los tiempos que corren… es más importante que nunca su trabajo y su correcta financiación?
Dada la situación actual, la labor del Fondo Mundial es más relevante que nunca. Aún enfrentamos las secuelas de la pandemia, el cambio climático sigue afectando la salud global y las desigualdades en el acceso a la atención médica persisten. La tuberculosis, el VIH y la malaria siguen causando millones de muertes, y sin financiamiento adecuado, los esfuerzos de prevención y tratamiento podrían verse gravemente afectados.
Es imprescindible que el compromiso global con la salud continúe y que se garantice el financiamiento necesario para seguir avanzando en la erradicación de enfermedades que, aunque prevenibles y tratables, siguen siendo una amenaza para millones de personas en todo el mundo.