- El Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria presenta su informe anual y, por primera vez en sus 20 años de historia, lo hace con resultados negativos.
- La irrupción de la Covid-19 ha mermado los programas de prevención del VIH y las cifras de gente bajo tratamiento para la tuberculosis. Unas cifras que, por otro lado, podrían haber sido mucho peores de no ser por el trabajo del Fondo Mundial en las dos últimas décadas.
La pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto devastador en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria durante 2020, según el nuevo informe que publica hoy el Fondo Mundial, el mayor organismo multilateral de lucha contra las pandemias. Pese a que, al igual que en los últimos años, se siguieron consiguiendo avances, los resultados de los programas clave han disminuido por primera vez en la historia de este organismo.
De este modo, el informe revela el impacto catastrófico que ha tenido la pandemia de la Covid-19 en la lucha contra la tuberculosis en todo el mundo. Por ejemplo: en 2020, en los países donde invierte el Fondo Mundial, el número de personas tratadas para la tuberculosis resistente a los medicamentos se redujo en un 19% y, las tratadas para la tuberculosis extremadamente resistente, registraron una caída aún mayor: 37%. Asimismo, el número de personas con VIH y con tuberculosis bajo tratamiento se ha reducido en un 16%.
El informe también pone de manifiesto un descenso significativo en los servicios de prevención y pruebas del VIH para las poblaciones clave y vulnerables (niñas y mujeres adolescentes, hombre que tienen sexo con otros hombres, población trans, personas encarceladas, usuarios de drogas) que ya estaban afectadas de forma desproporcionada. En comparación con 2019, las personas a las que llegaron los programas y servicios de prevención del VIH disminuyeron un 11%, cayendo hasta el 12% para los más jóvenes. El número de madres bajo tratamiento para prevenir la transmisión del VIH a sus bebés disminuyó un 4,5%. Y, en general, las pruebas de diagnóstico del VIH descendieron un 22%, lo que supone un retraso en el inicio del tratamiento del VIH en la mayoría de los países.
El lado positivo
Pese a todo, también existen buenas noticias. Gracias a las medidas de adaptación y a la diligencia e innovación de los trabajadores sanitarios de las comunidades, las actividades de prevención respecto a la malaria pudieron estabilizarse -incluso aumentar- en comparación con 2019: en 2020 se distribuyeron 188 millones de mosquiteros para proteger a las familias de la malaria, un aumento del 17% con respecto al año anterior.
“La asociación del Fondo Mundial sigue salvando vidas”, asegura Peter Sands, director ejecutivo del Fondo. “Frente a los extraordinarios desafíos causados por la pandemia de COVID-19, nuestra asociación demostró flexibilidad y determinación, entregando medicamentos, suministros y atención a millones de personas en todo el mundo. Los países en los que invertimos respondieron rápidamente a la Covid-19 utilizando los mismos laboratorios, herramientas para la vigilancia de enfermedades, redes comunitarias, trabajadores de salud capacitados y cadenas de suministro que se crearon para combatir el VIH, la tuberculosis y la malaria».
Estas palabras demuestran la importancia del trabajo que realiza el Fondo Mundial. Sin dos décadas de progresos en la lucha contra otras pandemias, el resultado de la irrupción de la Covid-19 en estos países hubiese sido, previsiblemente, catastrófico. Las estructuras y conocimientos adquiridos durante esta época, además de la rápida movilización e inversión del Fondo desde el comienzo de la crisis sanitaria, han salvado miles de vidas en decenas de países.
“Juntos, hemos cambiado la trayectoria del VIH, la tuberculosis y la malaria y estamos decididos a seguir haciéndolo. Si continuamos innovando y colaborando, a nivel mundial, nacional y local, podemos acabar con el VIH, la tuberculosis y la malaria, vencer a la Covid-19 y construir una base mucho más sólida para la preparación y respuesta ante una pandemia», asegura Peter Sands.
Hace falta inversión
Para ello, la comunidad internacional debe invertir urgentemente, tanto para defender el progreso contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, como para combatir la Covid-19. Desde 2002 y hasta 2020, el organismo multilateral recaudaba e invertía 4.000 millones de dólares en programas de los países donde está presente, y ha salvado más de 40 millones de vidas durante este tiempo. Con la llegada de la pandemia, el Fondo Mundial respondió rápidamente y a gran escala, y hasta agosto de este año, ha movilizado y aprobado 3.300 millones adicionales a más de 100 países para combatir la Covid-19, proporcionar pruebas, tratamientos y suministros médicos, reforzar los sistemas de salud, proteger a los trabajadores de primera línea y adaptar los programas de VIH, tuberculosis y malaria.
España debe ser un actor importante en este proceso. Nuestro país ha sido un socio histórico del Fondo Mundial. Entre 2003 y 2010 invirtió 724 millones de dólares, llegando a estar entre los diez donantes principales junto a países del G7. Pero desde 2010, y durante casi una década, dejó de participar.
Sin embargo, en 2019, Pedro Sanchez anunció la vuelta de España al Fondo con 100 millones para los siguientes tres años. Un compromiso importantísimo que devuelve a nuestro país al lugar que pertenece en la lucha internacional contra las pandemias y por la salud global, y que debe mantenerse -y aumentar- durante las siguientes rondas de financiación del Fondo Mundial.
“Las inversiones al Fondo siempre han contado con un consenso parlamentario total. Por eso, más allá de lo importantísimo de la vuelta de España, existe ahora, más que nunca, la necesidad de que haya una continuidad y que este apoyo al Fondo Mundial y a la lucha contra las pandemias se convierta en una política de Estado, que esté siempre presente y reforzada, independientemente de quien gobierne” concluye Vanessa López, directora de Salud por Derecho.
Puedes leer el informe de resultados del Fondo Mundial aquí.
Foto: Global Fund