Hoy, en el mundo, 14 países criminalizan a las personas transgénero y hasta 67 países criminalizan las relaciones homosexuales, con castigos que en 11 países llegan hasta la pena de muerte. Sin embargo, parecía que existía una progresión y en los últimos años la homosexualidad se había despenalizado en casi 20 países. De repente, una ley en Uganda le da la vuelta al tablero y el mundo retrocede décadas en derechos humanos.
El país, que ya criminalizaba las relaciones entre personas del mismo sexo, ha aprobado una ley en la que se condena “la promoción de la homosexualidad” con hasta 20 años de cárcel y la “homosexualidad agravada” con pena de muerte. La primera se refiere a personas que defiendan públicamente la homosexualidad, mientras que la segunda señala a las personas “reincidentes”, que transmitan el VIH a otros o que tengan relaciones íntimas con menores o personas con diversidad funcional.
El Alto Comisario de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, calificó la ley como la, probablemente, “peor del mundo de su género”. Una norma contraria a la Constitución y a los tratados internacionales que permitirá “violaciones sistemáticas de los derechos de las personas LGTBI”.
Hablamos con Eudora Ogechukwu, joven intersexual de Nigeria que trabaja con minorías sexuales y en la defensa de los derechos de la comunidad LGTBIQ+, con experiencia en diversas organizaciones nacionales e internacionales.
Lo primero: ¿un trabajo como el que tú haces estaría penado con la cárcel en Uganda?
La realidad es que, básicamente, mi propia existencia está penalizada en Uganda. Así que puedes imaginártelo. Si mi existencia está criminalizada, ¿qué podría ocurrirme con el trabajo que hago? Cuando tu existencia está criminalizada la gente te ve como un criminal. El trabajo que hago me expone a un gran riesgo de que me puedan encarcelar en cualquier momento.
En los últimos tiempos, además de Uganda, países como Tanzania y Kenia han endurecido las leyes sobre la homosexualidad. ¿Existe un recrudecimiento de la homofobia en África y se han frenado los avances en derechos de las personas LGTBIQ+?
Estas leyes básicas que penalizan la homosexualidad en África han ralentizado mucho el progreso. Estamos hablando de derechos LGTBIQ+, y sentimos que veníamos consiguiendo algo, intentando que la gente entienda que nuestros derechos básicos deben ser respetados. Cuando surgen estas leyes, entiendes que aún hay lagunas y parece que no estamos haciendo nada. Nos devuelven al punto de partida, también a buscar cómo podemos hacerlo mejor. Y te preguntas… ¿Qué hemos hecho? ¿Por qué debemos sufrir esta ley? ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha salido mal?
En Uganda, además, se ha introducido el “delito de homosexualidad agravada”, que incluye a las personas que transmitan el VIH a otros. ONUSIDA, la agencia de la ONU para el VIH, señala que la prevalencia del VIH es cinco veces más alta entre hombres gais. Y, cuando esta persecución es reciente, se multiplica por 12. ¿Están en peligro también años de avances en la pandemia del VIH?
Sinceramente, últimamente pensaba que estábamos cerca de eliminar el VIH en África, pero todo este asunto está echando por tierra todo el trabajo realizado. Porque si nos fijamos en quiénes son los principales interesados en la prevención y los servicios clave del VIH, son las personas LGTBIQ. Y para acabar con el sida en 2030 tendremos que contar con todas las personas. Y contar con todas significa que también hay que incluir a las personas LGTBIQ. Porque si se les deja de lado surgirán problemas. ¿Cómo se puede criminalizar a las personas que viven con el VIH? Ni siquiera tiene sentido. ¿Detendrá la propagación del VIH o hará que se propague más?
Llevamos años luchando y haciendo todo lo posible para ver cómo podemos reducir el VIH, pero las leyes y las políticas que promueven la discriminación de las personas que viven con el VIH pone en peligro todo el progreso. La gente tendrá más razones para no seguir las precauciones o la medicación, o lo que sea que deban hacer para mantenerse a salvo. Cuando criminalizas a las personas, básicamente estás intentando borrarlas y quitarles la posibilidad de existir.
Para quienes vivimos lejos de esa realidad y no podemos imaginarlo… ¿Cómo afecta la discriminación y la criminalización de las personas LGTBQ+ a su acceso a los sistemas de salud? ¿Podrías poner ejemplos que hayas vivido o que tengas cerca?
En lo que respecta al estigma y la discriminación, uno de los principales aspectos en los que se hace patente es en el acceso a la atención sanitaria y a los servicios de salud.
Imagina a alguien que es criminalizado por vivir con el VIH. ¿Cómo va a salir a buscar acceso a la atención y los servicios? Al revés, se esconden. Si vas a acceder a la atención sanitaria y te encuentras con un entorno hostil, lo más probable es que mañana no quieras ir. Muchas personas no acceden a los servicios sanitarios porque los médicos, enfermeros y todos los que, se supone, debían ofrecerte apoyo están en tu contra. Te hace preguntarte… ¿por qué tengo que hacer esto? ¿Por qué tengo que seguir estas instrucciones? ¿Por qué tengo que tomar mi medicación para estar sano cuando esta gente no quiere que lo esté?
Por ejemplo: yo, como persona intersexual, ni siquiera puedo acceder a la sanidad porque querrán que me asigne a un género concreto. Me dicen que deben atenderme como él o ella. No puedes ser quién eres. Y por eso ir a los hospitales siempre me produce ansiedad. Sé que me expondré a mucho estigma, discriminación y cuestionamiento por parte de las personas que se supone que deben cuidarme. Es desgarrador que, incluso en esta etapa de la vida, incluso a esta edad y en este momento, todavía haya personas que son criminalizadas por su mera existencia, teniendo límites para acceder a sus derechos básicos fundamentales.
Todas las personas deberíamos tener derecho a la salud, pero estas leyes y políticas que se están introduciendo limitan el acceso de las personas LGBTIQ. Y debemos trabajar en ello porque sin un acceso adecuado a los servicios sanitarios, ¿cómo podremos vivir una buena vida como seres humanos?
Según el Fondo Mundial, la lucha contra el sida y otras pandemias no podrá tener éxito sin los Derechos Humanos. ¿Cómo se trabaja desde el propio Fondo Mundial y las organizaciones de la sociedad civil para acabar con la discriminación?
El Fondo Mundial y otras ONG están haciendo todo lo posible para que salgan a la luz los problemas de estas minorías sexuales y de género, que son en su mayoría las personas que se quedan atrás. El Fondo Mundial ha hecho mucho por dar a conocer los problemas de personas como yo, que nunca pensé ni por asomo que tendría voz propia debido a los antecedentes de estigma y discriminación. Pero el Fondo Mundial me encontró, me dio una voz y una plataforma a la que aferrarme y con la que crecer. Me dieron la exposición que necesitaba para poder hacer el trabajo que hago, para poder brillar y ser yo. Aportan luz sobre cómo empezar a identificar lo que hay que hacer para acabar con el estigma y la discriminación y cómo podemos unir nuestras manos para ponerle fin en 2030. Es una gran alegría.
En tu experiencia personal… ¿Cómo has vivido y sufrido la marginalización y la exclusión en Nigeria?
El estigma y la discriminación ocurren todos los días. La exclusión y la marginación afectan a diario a las minorías sexuales en Nigeria. Es algo que experimentamos, es nuestro día a día. Por ejemplo, hoy acabo de salir de la comisaría en donde están detenidas 26 chicas por organizar una fiesta. La policía dijo que era una reunión gay, así que entraron y las detuvieron a todas. Han pasado dos días y todavía están en la comisaría. Y esto no es algo que pase hoy y no vaya a pasar mañana: vemos estas cosas a diario.
La gente te insulta porque pareces diferente y ves familias que repudian a sus parientes. La gente ni siquiera llega a hablar de su sexualidad porque las familias, los amigos, y todo el mundo en general, tenderá a verlos como un tabú. Pero estamos creando una comunidad que está forjando una piel gruesa para luchar contra los homófobos porque no vamos a ceder más ante los matones, ante su estigma, ante su discriminación. Estamos intentando alzar nuestras voces para hablar de nuestra existencia y luchar en la creación de espacios para nuestra comunidad.
Por último… a esas personas que pertenecen a minorías discriminadas y que ahora te están leyendo, ¿qué les dirías?
A las personas que hoy estáis marginadas y discriminadas, quiero que sepáis que siempre hay una luz al final del túnel. Seguid luchando. No perdáis la esperanza porque nuestras diferencias nos hacen únicos. Y sí, existimos, y estamos aquí para quedarnos. Nadie puede hacer ni decir nada que nos borre de la faz de la tierra.
Nuestras capacidades no se ven obstaculizadas por nuestras diferencias; nuestros talentos no son menos porque seamos únicos. Nuestra valía no se define por nuestras diversidades. No son nuestras diferencias las que nos dividen, sino nuestra incapacidad para reconocerlas, aceptarlas, abrazarlas y celebrarlas. La vida sería aburrida si todos fuéramos iguales.