El pasado mayo, la Comisión Europea anunció el comienzo de los trabajos para desarrollar la nueva estrategia sanitaria mundial de la Unión Europea. Para ello, inició un proceso de consulta pública sobre la futura Estrategia de Salud Global de la UE para la que, durante tres meses, ha estado recopilando información y opiniones de diferentes actores y partes interesadas en el proceso, desde ciudadanos, sociedades u organizaciones de la sociedad civil.
El objetivo que persigue la Comisión Europea es preparar una estrategia de acción sanitaria exterior que responda a los cambios que han ocurrido en la salud global y la geopolítica en los últimos años, fortaleciendo el liderazgo de Europa en esta área. Según el organismo, en esta última década hemos comprendido, más que nunca, los muchos factores interrelacionados que afectan a la salud -cambio climático, pandemias, desigualdades, género, nutrición, salud mental, etc.- y la necesidad de enfrentarlos con un enfoque basado en los derechos humanos y la igualdad en el acceso a la salud.
Desde Salud por Derecho hemos participado en este proceso y hemos enviado nuestras recomendaciones.
En primer lugar, la estrategia, por encima de todo, debe anteponer los intereses y las necesidades de las personas y el fortalecimiento de los sistemas sanitarios, que deben ser el centro absoluto de unas políticas europeas transversalizadas que den respuesta a la salud en todas sus dimensiones, incluyendo a grupos de población migrantes.
En consecuencia, la investigación y el desarrollo en salud global debe también estar centrada en las necesidades de las personas, y necesitamos un nuevo modelo de I+D en el que los resultados fruto de ésta estén al alcance de todas las personas, con asequibilidad en el precio, transparencia y una propiedad intelectual compartida y no protegida por los monopolios que permiten las patentes, con capacidad de producción global y uso de flexibilidades ADPIC.
Además, la prevención, la preparación y la respuesta ante pandemias debe ser considerada como una acción continuada e integrada y el nuevo Tratado sobre Pandemias que negocia la OMS debe abordar disposiciones sobre el acceso responsable, la educación y el uso de antimicrobianos, y el intercambio de información y recursos para que los sistemas de atención médica estén mejor equipados para gestionar las amenazas transfronterizas para la salud.
Por otro lado, la UE debe acelerar los, hasta ahora, lentos avances hacia los ODS, especialmente hacia dos: el objetivo de Cobertura Universal de la Salud y el de acabar con el VIH/sida como problema de salud pública para 2030, reafirmando el apoyo al Fondo Mundial, ONUSIDA y UNITAID, e integrando el enfoque del VIH en el -por otro lado- necesario fortalecimiento de los sistemas sanitarios.
En nuestra propuesta incluimos también el cambio climático como un factor determinante en la salud global. La contaminación, las altas temperaturas, la calidad y/o la falta de agua o las migraciones climáticas, entre otros, tienen un impacto directo en la salud de las personas. Por lo tanto, la estrategia debe asegurar el cumplimiento de los acuerdos de París, así como políticas y presupuestos que amortigüen el impacto del incremento de las temperaturas, reduzca las emisiones y controle el calentamiento global, descarbonice la economía y asegure ecosistemas sostenibles.
Puedes ver las aportaciones completas al proceso de consulta aquí.
Foto: Europa Press