El martes día 5, organizamos en Madrid el encuentro Retos en salud global: pandemias, cambio climático y políticas públicas en el que reunimos a miembros del Gobierno y expertos de la sociedad civil para conversar y reflexionar sobre esos retos y amenazas para la salud que vive nuestra sociedad, siempre bajo una perspectiva de género y teniendo en cuenta los determinantes sociales de la salud.
Lo señalaba Vanessa López, directora de Salud por Derecho, en el discurso de bienvenida del evento: los desafíos son aún enormes. “Casi la mitad de la población mundial no tiene un acceso asegurado a la cobertura sanitaria; el sida, la tuberculosis y la malaria aún causan 2,5 millones de muertes al año; y el cambio climático sigue aumentando las temperaturas y los eventos climáticos extremos, que tienen un enorme impacto en nuestra salud, ya sea por muertes relacionadas con el calor o por el aumento de enfermedades como la malaria”.
La primera intervención del evento fue la de Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, que recalcó el momento importante que vivimos en términos de salud global tras la pandemia. “Las acciones ahora deben ser más reposadas y tener mayor direccionalidad”. Señaló que la intención del Ministerio de Sanidad es darle continuidad a las políticas domésticas y a las políticas hacia el exterior, teniendo como bandera la universalidad que, de forma horizontal, alcance a toda la población y, de forma vertical, pueda llegar a las personas que más lo necesitan.
Padilla insistió en la relación entre cambio climático y salud. “El cambio climático debe pasar por el Ministerio de Transición Ecológica e, inmediatamente después, por el Ministerio de Sanidad”. España, añadió, debe asumir una posición de liderazgo en temas de cambio climático o en brechas de género, y tener un rol importante para cambiar la posición europea y crear posiciones puente entre los diferentes actores, como en el caso del fallido Tratado de Pandemias.
Concluyó su intervención remarcando la importancia de que las políticas de salud no pueden ir dando bandazos con los cambios de Gobierno. “Hay que estructuralizar las estrategias y las alianzas entre diferentes actores. El marco debe ser asumible por la mayoría del arco parlamentario. Las políticas deben tener un sentimiento de justicia, pero también deben tener un interés geopolítico. Esto hará que haya gobiernos posteriores que puedan apoyar estas políticas de salud global”.
Françoise Vanni, directora de Relaciones Externas del Fondo Mundial de lucha contra el sida, tuberculosis y malaria comenzó su intervención agradeciendo a España su compañía en todos estos años de lucha contra las pandemias, señalando el rol de nuestro país y su papel clave en los retos y desafíos que aún quedan.
Posteriormente, repasó el modelo de éxito del Fondo Mundial, destacando que la inclusividad ha sido el elemento clave. “No es fácil tener un modelo que incluya a la sociedad civil y a las comunidades más afectadas, con equidad y equilibrio norte-sur. Muchas organizaciones nos preguntan cómo lo hacemos”.
Respecto a los desafíos, Vanni repasó las tres pandemias. En VIH son la prevención y las nuevas infecciones. “Necesitamos abordajes multisectoriales y de partenariado, trabajar en equidad, empoderamiento, asociaciones locales, educación, y luchar contra violencia de género para evitar esas nuevas infecciones, que afectan sobre todo a mujeres y adolescentes”. Remarcó, además, que los tiempos son complicados porque muchos países están implementando legislaciones que van en contra de los derechos humanos y los derechos de las poblaciones LGTBQ.
En cuanto a la tuberculosis, Vanni celebró que se haya recuperado el terreno perdido con la Covid19, cuyos estragos fueron devastadores, y cómo los sistemas y las redes tejidas con anterioridad han servido para volver a esos niveles. El reto: la resistencia antimicrobiana y la tuberculosis resistente como parte de este problema. “Si una persona en Malawi enferma con tuberculosis resistente, todos deberíamos estar preocupados. Nadie está a salvo hasta que todos estemos a salvo”.
La malaria, por último, ha dado buenas noticias en cuanto a innovación: hay vacunas en fases finales de I+D y se están creando nuevos mosquiteros que combaten la resistencia a los insecticidas. El desafío pasa, indudablemente, por el cambio climático, que está cambiando los comportamientos de los mosquitos, aumentando sus temporadas de picadura y llevándolos a latitudes más altas. “El 71% de nuestros fondos van a los países más afectados por el cambio climático”, señaló Vanni.
Respecto a la financiación, destacó que el desafío está intrínsecamente ligado a la voluntad política, y que es crucial mantener la agenda de salud global y combatir enfermedades, evitando la fatiga y complacencia: “aún mueren millones de personas y estamos lejos de los objetivos necesarios”. La crisis económica y los conflictos complican la financiación, especialmente en los países más afectados por problemas como la inflación y la deuda, pero el trabajo es mantener e incrementar la financiación y, sobre todo, mejorar la eficiencia del gasto en salud para que cada dólar salve más vidas. “Este año se invirtieron $2.000 millones, priorizando sistemas de salud, trabajadores, laboratorios, vigilancia epidemiológica, cadenas de abastecimiento y digitalización de información sanitaria”. La meta es que los países fortalezcan sus capacidades frente a las enfermedades actuales y futuras.
Por su parte, Héctor Tejero, responsable de Salud y Cambio Climático en el Gabinete de la ministra de Sanidad del Gobierno de España, comenzó su intervención de manera taxativa. “Cada vez es más evidente que la crisis climática es una crisis de salud pública”, recordando que, aunque tradicionalmente se ha enfocado en los ecosistemas, ahora la evidencia científica muestra que el cambio climático es la mayor amenaza para la salud humana.
En España, el calor extremo afecta gravemente a las personas vulnerables, causando miles de muertes prematuras y empeorando enfermedades ya existentes. Además, el cambio climático provoca inundaciones, incendios y contaminación del aire; y tiene otro impacto menos evidente a través de los determinantes sociales de salud, con el empeoramiento de las condiciones y la calidad de vida de mucha gente. “Por ejemplo: la inseguridad alimentaria. En Europa hay 80 millones de personas con inseguridad grave [en España, cinco], factor clave en la mala salud de las personas, especialmente de los niños”.
Para Tejero es crucial investigar y comunicar estos impactos para influir en las políticas públicas, tanto a nivel nacional como local. Además de los países de rentas bajas y medias, España es especialmente vulnerable al cambio climático dentro de la UE, lo que plantea preguntas sobre cómo adaptaremos nuestros sistemas de salud. “Hay que concienciar sobre estos riesgos y trabajar en adaptación y mitigación, incluyendo la reducción del uso de combustibles fósiles, un punto en el que la resolución de la OMS ha sido insuficiente”.
Posteriormente tuvo la palabra Elizabet Diago, coordinadora del Hub de Preparación, Respuesta, Recuperación y Resiliencia de ISGlobal, que habló sobre las novedades relativas al Tratado de Pandemias que negocia la OMS desde hace años, un mecanismo para mejorar la coordinación en la respuesta a futuras pandemias. “Ya no es un tratado, es un acuerdo, y puede diluirse aún más”, dijo, tras el acuerdo fallido durante la última Asamblea Mundial de la Salud. Según ella, existen cuatro escollos principales.
El primero es el relativo a la equidad en la distribución de recursos; el segundo tiene que ver con las barreras de propiedad intelectual y patentes para la promoción del acceso a vacunas, medicamentos y otras tecnologías sanitarias; el tercero incide en la transparencia y el uso de los datos epidemiológicos y genéticos de patógenos, pues algunos países creen que existen riesgos de seguridad y privacidad respecto a su soberanía nacional; el cuarto, y último, tiene que ver con la financiación y la sostenibilidad del Tratado, porque no existen en el acuerdo mecanismos de financiación establecidos que digan a qué se va a destinar dinero.
“Hay confrontación entre países que promueven la equidad y transferencia de tecnología norte-sur, y se han vuelto a posponer un año más las negociaciones”. Pero la incertidumbre es grande, añadió, pues los cambios políticos -como la posible elección de Trump- pueden complicar más aun el asunto.
Elizabet también habló sobre las nuevas amenazas que puede traer el cambio climático, la deforestación o la pérdida de biodiversidad, que podrán hacer que entremos en contacto con patógenos que antes no conocíamos. “Hay que fortalecer los términos de vigilancia, a nivel global, permitiendo intercambios de información entre países. No sirve de nada tener esa información y no compartirla”. También incidió en la importancia del desarrollo de capacidades de respuesta rápida en los sistemas sanitarios para poder identificar, aislar e informar a tiempo, así como del fortalecimiento de la estructura y capacidad sanitaria en hospitales, atención primaria y laboratorios. Y, por último, la educación y la comunicación, sobre todo en este tiempo de desinformación y exceso de información. “La infodemia está haciendo mucho daño”.
En último lugar, Ángela León Cáceres, directora ejecutiva Women4GlobalFund, introdujo la agenda de las mujeres en el contexto del Fondo Mundial y la lucha contra las pandemias: “Hay que hablar sobre la pandemia que no hemos hablado, que es la de la violencia de género”, comenzó. “Es un tema que hay que abordar conjuntamente. No hemos tenido una respuesta eficaz ni eficiente. Las crisis migratorias y climáticas están llevando a situaciones de riesgo a muchas poblaciones, especialmente a los colectivos de mujeres”.
León hizo hincapié en cómo las políticas anti derechos y anti genero están en auge, sobre todo en América Latina. Se está comprobando hasta en países con mucho poder y que fueron líderes en inversión social, pero que ahora eliminan la inversión pública, como Argentina o Brasil. “Hace dos días, Argentina cerró el Ministerio de la Mujer, mientras la violencia contra las mujeres está creciendo”. En otros países, como Ecuador o Perú, se proponen leyes que criminalizan a las personas con enfermedades como el VIH, que se aprueban finalmente por debajo de la mesa, ante la falta de mecanismos de rendición de cuentas y monitoreo. Además, aseguró, el rol de la sociedad civil se ha visto muy disminuido. “Inevitablemente, este tipo de políticas suponen muchísimos riesgos para el tratamiento de enfermedades, sobre todo para las mujeres”.
América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo, y las mujeres son las poblaciones con mayor vulnerabilidad, incluyendo ante el cambio climático. En un contexto de voluntad política negacionista, para Ángela León, la equidad de género debe abordarse desde la justicia social, y debe incluirse en las inversiones y en las políticas. “Vamos con 140 años de retraso para llegar a los ODS. Es un grave indicador de que no damos atención y recursos suficientes”.
Sobre el rol del Fondo Mundial, León aseguró que el aporte fundamental es su modelo participativo. “No existe ningún modelo más eficaz que el suyo. El poder sentar a los actores a tomar decisiones justas para su salud. Es obvio que hay retos, pero no hay sistema de gobernanza totalmente perfecto”. Estos retos, asegura, pasan por ir más allá de la retórica, pasar a la implementación real, monitorear mejores cambios y poder tener indicadores cuantitativos y cualitativos para saber cómo se está trabajando en la equidad de género y los derechos humanos, además de tener una inversión sostenida para infraestructuras, capacitación y la participación de la sociedad civil en las tres pandemias… y en la otra pandemia: la de la de violencia de género.
Antes del turno de preguntas pudieron participar Raquel González de MSF y Ana Trevoux de Amigos del Fondo Mundial Europa. Raquel habló sobre la enorme complicación y la importancia de alcanzar a las poblaciones que viven en contextos complejos, como aquellas en países en conflicto y en constante movimiento. Anna presentó el informe elaborado por su organización sobre las nuevas vacunas antipalúdicas.