Desde hace meses, equipos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han trabajado incansablemente para desarrollar tecnologías y herramientas para la lucha contra la Covid19. Para julio, y en tiempo récord, habían desarrollado con éxito un test de anticuerpos para conocer quién ha contraído el virus y quién está inmunizado. Un test rápido (los resultados podrían conocerse en apenas dos horas) que cuenta con un 95% de fiabilidad, muy por encima de los test actualmente utilizados. Además, la tecnología se ha transferido a una empresa española con una licencia no exclusiva, lo que permite que, si es necesario, otras empresas puedan producirlos y comercializarlas para cubrir la demanda a un precio asequible.
Hoy, para comprender el proceso y el porqué de esta decisión tan importante, hablamos con Ángela Ribeiro vicepresidenta adjunta de Transferencia del Conocimiento del CSIC.
¿Cómo surge y cuál ha sido el proceso de desarrollo de estos test?
Para entenderlo bien, creo que debo retroceder varios meses. En 2018, se crearon en el CSIC las Plataformas Temáticas Interdisciplinares, pensadas para abordar grandes retos de manera multidisciplinar, desde la investigación básica hasta la investigación finalista, y haciéndolo de manera integrada con la sociedad y las empresas a las que se pretende implicar durante el proceso. Se crearon muchísimas plataformas de diferentes temáticas.
Contar con esta estructura fue una suerte, porque la misma tarde del día de marzo en que se anunció el confinamiento, el vicepresidente nos escribió un mensaje a todos los investigadores diciendo que se iba a crear una plataforma de salud global. Conclusión: cerca de 90 proyectos que involucran aproximadamente a 330 grupos de 95 centros (el CSIC tiene 120 centros). La gente se volcó muchísimo. En el Centro Nacional de Biotecnología y otros laboratorios la gente abandonó su investigación del día a día y dedicó todos los recursos a la pandemia. Y además teníamos una estructura que nos permitía colaborar desde el principio, con un equipo muy decidido, unas líneas de transferencia de la tecnología y de comunicación muy claras.
Una de las cosas que tuvimos claras fue el asunto de los diagnósticos. Nuestro trabajo tuvo un enfoque original -mirar y trabajar con la proteína que lleva dentro el virus- que nos permitió tener unos resultados muy buenos. En aquel momento los test de diagnósticos rápidos tenían una fiabilidad del 60% y el nuestro alcanzaba el 95%.
Además, con todo el mundo tan volcado, se abrían todas las puertas a las que llamabas. Todos querían colaborar. Y esto es importantísimo: la sociedad también, que se ha involucrado de una manera inimaginable. Hemos recibido una cantidad de donativos increíble desde el minuto uno.
En resumen: teníamos una buena estructura, unos buenos investigadores, se aceleraron las convocatorias, se flexibilizaron las contrataciones y toda la sociedad estaba apoyando muchísimo. Fue una labor en equipo.
El CSIC ha decidido transferir esta tecnología con una licencia no-exclusiva. Es decir, que otras empresas a las que les deis la licencia podrán explotar la tecnología. ¿Por qué se toma esta decisión?
Desde el minuto uno supimos que esto se iba a licenciar de manera no exclusiva para llegar al mayor número de gente posible. Nosotros necesitábamos una empresa que realizase el desarrollo industrial de nuestro test para que poder llevarlo hasta la comercialización. En este caso, la licencia no exclusiva se llevó a cabo con una empresa llamada Inmunostep, que nos dijeron tener la capacidad para llegar a todo el mercado español, que era nuestro primer objetivo. Ahora, tras el anuncio del desarrollo del test y el gran impacto que causó la noticia, también hay otras empresas interesadas en desarrollar esta tecnología, también en otros países. Argentina, por ejemplo.
Desde el CSIC, cuanto más lejos podamos llegar y más licencias podamos conceder, mejor, aunque es cierto que tenemos un problema de capacidad y de cantidad de gente para poder abarcar y gestionar todo lo que, en este sentido, nos gustaría hacer.
¿Y hay en los acuerdos con esas empresas algún límite en cuanto al precio con el que comercializarán los test?
Nosotros siempre hablamos de precios asequibles, pero aún no hablamos de cifras exactas porque no podemos ser finalistas. Tendríamos que estudiar cuál es el coste final que ha tenido para la empresa sacarlo al mercado. Por nuestra parte hay un control sobre el contrato para que el precio al final no sea alto y que el producto llegue a todo el mundo. Desde el CSIC, por supuesto, nadie ha intentado sacar beneficio de esto.
Con el caso de las vacunas en las que el CSIC está involucrado… ¿optaréis por esquemas similares y licencias no exclusivas?
Desde luego. Ese es el planteamiento que tenemos. De hecho, todas las tecnologías de la Covid-19 se van a licenciar bajo la no exclusividad. Y en estos meses estamos desarrollando unas 40 tecnologías para la pandemia. La idea está clarísima: queremos llegar de la mejor forma al máximo número de gente posible y que todo el mundo tenga acceso.
Y más allá de la Covid-19, ¿crees que estos modelos de transferencia pueden ser una política que llegue para quedarse en el sector de la salud o la biomedicina?
En el caso de tratamientos y medicamentos, el problema ha sido siempre que el CSIC no es finalista y se queda muy lejos del desarrollo final de los productos.
Sin embargo, con el desarrollo de estas vacunas y los test, sí nos hemos planteado la idea de hacer el desarrollo de todo el protocolo con la ayuda de las empresas y clínicos. Hemos abierto un canal de conexión con la Agencia Española del Medicamento y queremos continuar por esa línea. Ya hemos creado una pequeña oficina para intentar ir un poco más allá y hacer el mismo recorrido que hemos hecho con estas vacunas y estos test para otros posibles y futuros desarrollos del CSIC. En la Oficina de Transferencia hemos aprendido mucho en estos meses y queremos aprovechar ese conocimiento y todos los contactos realizados para los casos que puedan surgir en el futuro. No hemos resuelto todo, pero hemos dado un paso muy importante.
Entonces… ¿la Covid-19 puede suponer también un cambio importante para el modelo actual de investigación y el trabajo de organismos como el CSIC?
Creo que con la Covid-19 sí ha habido un poco de cambio. Hemos tirado hacia adelante y por nuestros medios hemos sido capaces de sacar los test o las mascarillas, y seremos capaces de sacar adelante las vacunas, yendo más allá incluso y terminando las fases 1 y 2. Creo que la gente se ha dado cuenta de que no somos solo investigadores, y tenemos la capacidad para comprender el mundo empresarial y resolver cosas en el otro lado. Esta amenaza de la pandemia ha sido para el CSIC una oportunidad. Y yo hablo del CSIC, pero creo que esto es extensible para la investigación española.
Grupo VATC (Vicepresidencia Adjunta de Transferencia del Conocimiento) del CSIC.