Estos días estamos en Ginebra, donde se celebra la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS, en la que sus Estados miembros negocian la aprobación de una resolución sobre cambio climático y salud. Desde Salud por Derecho, acogemos con satisfacción que se esté trabajando en una resolución específica con este enfoque, pero creemos que su contenido es insuficiente. Este es nuestro posicionamiento al respecto.
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En nombre de Salud por Derecho damos la bienvenida a la propuesta de resolución sobre Cambio Climático y Salud y su inclusión como una prioridad estratégica en el 14º Programa General de Trabajo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de un paso crucial para hacer frente a una de las mayores amenazas para la salud mundial de nuestro tiempo.
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer. Es preocupante que la resolución no mencione explícitamente las emisiones de combustibles fósiles como causa principal del cambio climático y de la mala calidad del aire, determinantes ambientales clave de la salud. El cambio climático amenaza los esfuerzos para combatir las enfermedades tropicales desatendidas y las enfermedades infecciosas emergentes con potencial pandémico. El aumento de las temperaturas y el cambio en los patrones de las precipitaciones incrementan los casos de enfermedades como la malaria, el dengue y la leishmaniasis, incluso en regiones donde antes no eran endémicas. La presión sobre los sistemas sanitarios derivada del cambio climático amenaza la Cobertura Sanitaria Universal.
Las personas más vulnerables, especialmente en los países de renta baja y media, son las que se enfrentan a mayores riesgos. Estas naciones, las menos responsables de las emisiones, son las más afectadas. Es esencial que esta resolución y las acciones de la OMS, los Estados Miembros y la comunidad internacional se guíen por los principios de Transición Justa y Justicia Climática, garantizando que las medidas climáticas sean eficaces y equitativas.
A pesar de la gran atención prestada a las emisiones procedentes de los sistemas sanitarios, es crucial destacar el papel de la industria y el transporte como principales fuentes de emisiones. La salud debe estar en el centro de todas las políticas climáticas. Los compromisos internacionales deben traducirse en acciones nacionales y locales decisivas, con una cooperación reforzada con el Sur Global, incluyendo un mayor compromiso con la financiación internacional para apoyar los esfuerzos de mitigación y adaptación.
No debemos olvidar a las personas migrantes y desplazadas por el cambio climático, que a menudo carecen de acceso a la atención sanitaria en sus lugares de destino. Las actuales políticas migratorias provocan graves violaciones del derecho a la salud. Las políticas deben ser coherentes y proteger el derecho a la salud de todos, sin excepción.
Los importantes efectos del cambio climático sobre la salud deberían ser motivo más que suficiente para adoptar una agenda de emisiones cero. Proteger la salud mundial exige medidas ambiciosas y urgentes. Instamos a la Asamblea Mundial de la Salud a adoptar esta resolución con las mejoras propuestas y a trabajar colectivamente por un futuro más sano y equitativo para todas y todos.