En las últimas décadas, los progresos en la lucha contra el VIH han sido más que notables, pese a que en los años más recientes la comunidad internacional se estaba alejando del camino para acabar con la pandemia de sida en 2030, como marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible firmados por Naciones Unidas en 2015.
A los aún muchos retos actuales para ese fin, se suma la llegada de la Covid19. Los efectos que esta pandemia podría causar en los países de ingresos medios y bajos de todo el mundo pueden ser devastadores. La interrupción del acceso de las personas a la terapia y a los programas de prevención podrían suponer un retroceso de años en la lucha contra el VIH/sida y otras pandemias como la tuberculosis o la malaria.
Las restricciones de movimiento han provocado que la prestación de servicios se reduzca o se detenga por completo, especialmente para las poblaciones más vulnerables. Casi el 20% de los países donde trabaja el Fondo Mundial están sufriendo interrupciones de alto o muy alto nivel en la prestación de servicios relacionados con el VIH. Los estudios recientes de la OMS y ONUSIDA estiman que una interrupción completa de seis meses en el tratamiento del VIH podría provocar más de 500.000 muertes adicionales por enfermedades relacionadas con el sida. En África subsahariana, por ejemplo, las muertes podrían duplicarse en los próximos 12 meses, revirtiendo más de una década de progreso.
La Covid-19 también podría tener un impacto devastador en las infecciones por VIH entre los niños. Las estimaciones de ONUSIDA muestran que las interrupciones de los tratamientos para las mujeres embarazadas y las nuevas madres podrían provocar un aumento de las nuevas infecciones en los niños hasta en un 83% en Mozambique, un 106% en Zimbabwe, un 139% en Uganda y un 162% en Malawi.
Debido al cierre de los centros educativos y a las medidas de confinamiento, las niñas adolescentes y mujeres jóvenes se enfrentan a grandes obstáculos a la hora de acceder a los servicios de salud y están más expuestas al riesgo de sufrir violencia de género, quedarse embarazadas o contraer el VIH. Son casos como el de Melissa, de 17 años, obligada a dejar los estudios y a trabajar para ayudar a su familia. Al igual que otras 5 millones de niñas, podría no retomar los estudios como consecuencia de los cierres relacionados con la COVID-19.
Antes de la llegada de la Covid19, las mujeres jóvenes ya estaban mucho más expuestas al virus: cada semana, alrededor de 5.500 mujeres de entre 15 y 24 años contraían el VIH. En África subsahariana, concretamente, cinco de cada seis nuevas infecciones en adolescentes de entre 15 y 19 años afectan a niñas. Las mujeres jóvenes tienen el doble de probabilidades de vivir con el VIH que los hombres.
El diagnóstico también se está viendo afectado por la pandemia: los resultados de la herramienta de seguimiento de la Covid-19 del Fondo Mundial sugieren que ha habido una disminución del 50% en el volumen de las pruebas del VIH en algunos lugares, lo que podría llevar a un aumento de nuevas infecciones.
Además, los confinamientos y los cierres de fronteras están afectando tanto a la producción de medicamentos como a su distribución, lo que podría generar aumentos en sus costes y problemas de suministro. Se estima que el coste final de los medicamentos exportados desde la India podría aumentar entre un 10% y un 25% con respecto al precio normal.
LA RESPUESTA DEL FONDO MUNDIAL
El Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, creado en 2002 durante los peores años del VIH, es el mayor organismo internacional de lucha contra las pandemias. Con un enfoque basado en los derechos humanos, trabaja en la igualdad de género con programas para eliminarlos enormes obstáculos que impiden el acceso a las mujeres y las niñas adolescentes a los servicios de salud, entre ellos la desigualdad y la violencia de género. Además, en la estrategia del Fondo Mundial, el fortalecimiento de los sistemas de salud de los países y el camino hacia la cobertura universal en salud son fundamentales para poder combatir las pandemias.
Hoy en día recauda e invierte alrededor de 4.000 millones de dólares al año —el 95% proviene de los gobiernos y el 5% de donantes privados— para apoyar programas de salud administrados por expertos locales en las comunidades y en más de 100 países afectados por el sida, la tuberculosis y la malaria. Solo en VIH, proporciona el 21% de la financiación internacional y ofrece tratamiento a más de 20 millones de personas.
Tras la irrupción de la Covid19, está reaccionando de manera decidida y jugando un papel fundamental en los países más pobres y vulnerables. En abril, el Fondo Mundial lanzó el Mecanismo de Respuesta a la Covid-19 con una financiación inicial de 500 millones de dólares adicionales. Hoy ya ha gastado un total de 812,2 millones de dólares para respaldar la respuesta Covid-19 en 107 países y 14 programas multinacionales,
FALTA FINANCIACIÓN
Los recursos diposnibles del Fondo se agotaron en septiembre y necesita fondos para seguir apoyando a los países y su adaptación de los programas de VIH, tuberculosis y malaria para mitigar el impacto de Covid-19 y salvaguardar el progreso de décadas. Por eso, el Fondo está trabajando con donantes y socios para movilizar urgentemente cinco mil millones adicionales. Solo así podrá seguir salvando y vidas y protegiendo a las niñas adolescetes y jóvenes más expuestas al VIH.
Con finanicación suficiente, el Fondo Mundial podrá ayudar a reforzar los sistemas de salud para que no colapsen, apoyando mejoras urgentes, incluyendo las cadenas de suministro, las redes de laboratorio y los sistemas de respuesta comunitarios; proteger a los trabajadores de salud de primera línea mediante el suministro de equipo de protección personal (EPIs) y capacitación al personal de salud de primera línea, incluidos los trabajadores de salud comunitarios; y combatir la Covid-19 apoyando las intervenciones de control y contención, incluidas las pruebas, el rastreo y el apoyo de aislamiento, comunicaciones y tratamiento (a medida que la terapéutica esté disponible).
ESPAÑA Y LA LUCHA CONTRA EL SIDA Y LA COVID19
En septiembre de 2019, durante la Asamblea General de Naciones Unidas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba el regreso de España al Fondo Mundial, al que no contribuía de forma financiera desde el año 2010. El compromiso: 100 millones de euros para los siguientes tres años. Un compromiso que se hizo oficial durante la Conferencia de Donantes de 2019, en Lyon, en la que el Fondo Mundial consiguió la recaudación de fondos más grande de su historia y la mayor recaudación de fondos para la salud global: 14.000 millones de dólares.
Pese a la larga ausencia, España ha sido un socio histórico del Fondo Mundial. Entre 2003 y 2010 invirtió 724 millones de dólares, llegando a estar entre los diez donantes principales junto a países del G7. Hoy en día, es el duodécimo donante público en términos acumulativos y participa en la toma de decisiones como miembro de la Junta Directiva.
En abril, además, España se sumó a la ACT-A –la alianza internacional para acelerar el desarrollo, la producción y el acceso equitativo a las pruebas, el tratamiento y las vacunas de COVID-19- mediante la contribución de 125 millones de euros: 50 para la Alianza de Vacunas (GAVI) y 75 para la Coalición para las Innovaciones en Preparación para las Epidemias (CEPI). Pero también faltan fondos: la ACT-A necesita 38.000 millones de dólares durante los próximos 12 meses, de los cuales se han recaudado menos de 5.000 millones.
Puedes ampliar la información sobre la situación actual del VIH y los retos pendientes en nuestro nuevo documento ‘El impacto de la Covid-19 en la lucha contra el sida’.