¿Qué valoración hace de la última legislatura? ¿Cual cree que han sido los mayores logros de la cooperación española en los últimos 4 años?
La aprobación del III Plan Director de la cooperación española 2009-2012, junto a la reforma del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) y la puesta en marcha de un nuevo mecanismo de cooperación financiera, a través del Fondo para la Promoción del Desarrollo (FONPRODE); o la aprobación del Estatuto de la AECID y su contrato de gestión, así como de los marcos de asociación-país que fijan las directrices de la cooperación española en el marco de los principios de la eficacia y calidad de la ayuda son algunos de los ejemplos que han identificado los esfuerzos de la cooperación española en esta legislatura, con el objetivo de sustentar y acompañar el compromiso de crecimiento progresivo de los recursos destinados a esta política pública.
Como ha sido reconocido internacionalmente, España ha doblado prácticamente su Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) desde 2004, pasando del 0,24% del Producto Interior Bruto (PIB) en dicho año y alcanzando el 0,43% en 2010. Una trayectoria que ha representado un considerable esfuerzo de solidaridad para el conjunto de los contribuyentes e instituciones públicas en España. La creciente dificultad de mantener los objetivos cuantitativos referidos en el volumen de la ayuda, como consecuencia de la crisis económica global y en nuestro país, obligó al gobierno socialista a aprobar recortes sustantivos a partir de julio de 2010 en porcentajes, sin embargo, menores que los aplicados al conjunto de la Administración General del Estado, situando el esfuerzo de recursos de la AOD española para el 2011 en el 0,40% del PIB.
La cooperación española ha venido apoyando decididamente las distintas iniciativas relacionadas con la salud global y la lucha contra enfermedades pandémicas como el Sida, la malaria y la tuberculosis, tanto en el ámbito multilateral como bilateral. Buena prueba de ello es la creciente especialización y coordinación de las ONG españolas que trabajan en el sector de la salud, y el impulso de las iniciativas público-privadas, de excelencia en nuestro país, que se están desarrollando en este ámbito.
¿Cuáles son las prioridades de su partido para la próxima legislatura en lo que a cooperación se refiere?
En nuestro programa electoral, los socialistas hemos planteado acciones que implican al conjunto de políticas públicas del Estado y a toda su acción exterior, en torno a los objetivos globales de desarrollo sostenible, la consecución de la agenda del milenio fijada para el 2015 y la progresiva erradicación de la pobreza en el mundo.
Se trata, en nuestro caso, de consolidar una política pública, iniciada en las dos últimas legislaturas a través de los correspondientes Planes Directores de la Cooperación española, y que incida especialmente en los próximos años en la necesaria coherencia que debe mantenerse en las distintas políticas e iniciativas que tienen influencia directa en el desarrollo (medio ambiente, desarrollo rural y agrícola, políticas migratorias, I+D+i, responsabilidad social de las empresas españolas en el exterior) y que involucre no sólo al ámbito de las políticas pública, sino también a los sectores más innovadores del ámbito privado, en la defensa y la protección de bienes públicos globales, como la paz, la calidad medioambiental, la salud y la educación, el desarrollo con equidad y enfoque de género y derechos humanos, la justicia internacional, la seguridad alimentaria, el acceso al agua potable, la energía, la transmisión del conocimiento, la investigación y el desarrollo, la inversión en los sectores productivos y la generación de empleo digno para las personas.
Debemos, por tanto, concentrar nuestros esfuerzos como socialistas en este próximo futuro en contribuir al establecimiento de nuevas reglas de funcionamiento y de distribución del poder en el mundo globalizado y que, ante la realidad de un mundo injustamente desigual, sirvan para dar respuesta a las causas y los efectos que la crisis financiera y económica internacional está teniendo en segmentos de población cada vez más amplios y vulnerables de nuestras sociedades. Una sistémica que ha evidenciado la profunda interrelación que existe entre el mundo en desarrollo y el desarrollado.
De ahí que nuestro compromiso electoral -junto al mantenimiento del compromiso internacionalmente acordado de avanzar en el objetivo del 0,7% de AOD para el 2015 conforme avance y se recupere la economía- se dirija especialmente a potenciar determinados mecanismos de gobernabilidad mundial que sirvan para frenar los flujos financieros especulativos de capital y eviten su acumulación en favor de unos pocos, proceso que está en el origen de la reciente crisis financiera internacional y del empobrecimiento progresivo de nuestras sociedades. Nos estamos refiriendo a mecanismos como la puesta en marcha de la tasa sobre transacciones financieras internacionales, y de la urgente regulación de los llamados “mercados de futuro” referida a los productos de primera necesidad, como son con el precio y la disponibilidad de alimentos, que están en el origen de las terribles hambrunas que asolan actualmente a extensas regiones y a las poblaciones más pobres de nuestro planeta. Se trata también de poner coto a las prácticas de evasión fiscal y tráfico ilícito de capitales y de apoyar las reformas de los sistemas impositivos y de lucha contra la corrupción, en los de países de renta media en los que trabaja la cooperación española y así reforzar su capacidad de recaudación y de financiamiento de políticas públicas en ámbitos como la salud o la educación.
En cuanto al enfoque sectorial y geográfico, concentraremos nuestro esfuerzo en favor de las poblaciones más vulnerables en África Subsahariana, en Haití, en la región del mediterráneo, avanzando en el compromiso de destinar -como mínimo- el 25% de la AOD española al Programa Mundial de Alimentos (PMA), asegurando su adecuada distribución para la cobertura de servicios sociales básicos como la salud y la educación, la igualdad de género y la extensión y cobertura de los servicios en materia de salud sexual y reproductiva para las mujeres. En América Latina, seguiremos reforzando los programas de gobernabilidad, reforma fiscal y cohesión social, el reconocimiento y participación de los pueblos indígenas y la prioridad de las actuaciones dirigidas a que se reduzcan las brechas de desigualdad en la región.
Junto a la coherencia de políticas, la mejora del impacto, calidad y eficacia de los recursos –materiales, humanos, institucionales- que se destinan a la AOD española, debe traducirse en resultados de desarrollo con enfoque de derechos humanos, cuyo seguimiento, evaluación y rendición de cuentas, marcarán las líneas de actuación de los socialistas en esta nueva etapa. Una política que, junto a la implicación del Parlamento y la de los mecanismos de consulta y de diálogo de políticas con los distintos actores de la cooperación como el Consejo de Cooperación, debe contar con la activa participación de la sociedad civil organizada, cuya influencia ha crecido de forma simultánea al fortalecimiento de esta política pública a lo largo de estos últimos años.
El informe de la Subcomisión de Cooperación del Congreso de los Diputados sobre las perspectivas de la cooperación española, reconoce la importancia de la I+D, en concreto de la I+D en salud. ¿Qué pasos cree que hay que dar en este sentido?
Efectivamente, el reciente informe de la Subcomisión parlamentaria de estudio sobre las perspectivas de la cooperación española, publicado el pasado día 29 de septiembre (BOCG nº 636 serieD del Congreso de los Diputados), ha visibilizado la relevancia de la colaboración público-privada en nuestro país. Esta iniciativa implica la acción conjunta de universidades, departamentos de investigación aplicada, de laboratorios y de transferencia de conocimientos y tecnologías sanitarias que, junto al apoyo conjunto de fondos públicos y privados destinados a dichos programas, son buena muestra del compromiso personal y la coordinación existente entre equipos de profesionales de prestigio en el ámbito de la salud y del sistema de la cooperación española.
De ahí que una de las ventajas comparativas de la cooperación española esté vinculada claramente a la Agenda de Salud y a los avances conseguidos gracias a la estrategia consensuada en materia de salud; la coordinación entre las administraciones competentes -en la investigación y aplicación de la vacuna de la malaria-; y el acceso a medicamentos y programas de salud preventiva en relación al VIH-Sida, la tuberculosis y las enfermedades tropicales. En este sentido, la sesión de comparecencias en dicha Subcomisión del pasado 13 de septiembre fueron muy relevantes.
En su opinión en lo relativo a Salud, ¿en que se debe avanzar en los próximos 4 años?
El reto en el futuro es contribuir a la continuidad y mayor predecibilidad de los recursos destinados a las políticas de salud global, mejorando su calidad e impacto en el marco de los principios acordados en la Agenda de Eficacia de la Ayuda y el cumplimiento de los Objetivos 4 y 5 referidos a la mejora de la salud materna y la reducción de la mortalidad infantil y los 7 y 8 de esta misma agenda del milenio que se refieren en concreto a la lucha contra las enfermedades pandémicas como el VIH-Sida, el paludismo y otras enfermedades graves. Nuestro compromiso como socialistas es que el conjunto de la cooperación española siga avanzado en un proceso conjunto de toma de decisiones en materia de cooperación sanitaria, basado en el conocimiento, buenas prácticas y complementariedad de las actuaciones en esta materia. Un esfuerzo de largo alcance y que sirva para asegurar y dar continuidad a los esfuerzos institucionales de los sistemas de salud en cada país, así como la coordinación entre las distintas agencias internacionales con competencia en esta materia como la Organización Mundial de la Salud, e impulse la necesaria cooperación Sur-Sur y la involucración de los países emergentes en los objetivos de las políticas de salud, junto al alineamiento de los Fondos Globales que trabajan en esta materia.