Este artículo pertenece a la serie Buenas Noticias: ¡El cambio es posible!
¿Nos estamos acostumbrando a todo lo que sucede a nuestro alrededor? ¡Qué tiene que ocurrir para que se no revuelvan las tripas, para que saltemos del sillón! Juan José Millás afirmaba hace unos días, en un durísimo artículo, que le estaban entrado ganas de “desapuntarse” del género humano.
Y es que con la que está cayendo las buenas noticias no abundan pero lo cierto es que las hay, por eso, resulta gratificante detenerse a observarlas. En pocos días se han producido dos grandes noticias, dos “batallas” ganadas en el transcurso de dos importantes y largas guerras. La primera tiene que ver con una desigual lucha de David contra el poderoso Goliat, una larga lucha de India, la “farmacia de los pobres”, contra Novartis, el gigante suizo de la industria farmacéutica.
Novartis, amparándose en una injusta ley de patentes y argumentando falsas innovaciones en sus productos, comercializaba algunos medicamentos de uso frecuente en el tratamiento del VIH, la malaria o el cáncer hasta 180 veces más caros que los genéricos procedentes de la industria india. Pero el Tribunal Supremo indio ha rechazado el recurso de la farmacéutica suiza que pierde así una importante batalla legal y que supondrá un antes y un después para millones de personas, ya que podrán acceder a tratamientos a precios razonables. La “farmacia de los pobres” cuenta entre sus clientes con muchos gobiernos, agencias de Naciones Unidas y Organizaciones No Gubernamentales. Otras farmacéuticas como Pfizer o Roche tienen pendientes las apelaciones presentadas el año pasado para conservar sus patentes, pero la sentencia de Novartis sienta un importante precedente y es sin duda un excelente noticia aunque quedan muchas batallas por librar.
La segunda buena noticia supone un formidable avance en la regulación del comercio de armas, hasta la fecha inexistente a nivel internacional. Pues eso se acabo, porque la Asamblea General de la Naciones Unidas aprobó el día 2 de abril de 2013 con 154 votos a favor, 23 abstenciones y 3 en contra, el Tratado sobre el comercio de armas, con dos claros objetivos*: establecer normas internacionales comunes lo más estrictas posible para regular o mejorar la regulación del comercio internacional de armas convencionales y prevenir y eliminar el tráfico ilícito de armas convencionales y prevenir su desvío.
Sin duda se trata de un hecho histórico que puede llegar a salvar muchas vidas y poner algo de orden en la impunidad con la que actuaban los mal llamados “señores” de la guerra, adjetivo mal utilizado ya que se trata de traficantes y delincuentes. Sé que muchas personas son escépticas ante estos temas de tanto alcance, pero estas dos buenas noticias han sido posibles gracias al empuje de la Sociedad Civil en nuestro entorno más próximo.
Incluso, en este clima de frustración, rabia contenida y desesperanzas, también se pueden encontrar buenas noticias. Grupos de padres y madres que se organizan para montar guardería compartidas en sus propios hogares y cuidar a sus hijos e hijas ante la imposibilidad de poder pagar este servicio. Casas particulares que ofrecen, a módicos precios menús del día. Ciudadanos que prestan dinero a otros al margen del sistema bancario tradicional o intercambian su tiempo y sus conocimientos. Movimientos ciudadanos que se organizan para reclamar sus derechos y van logrado importantes victorias: Stop Desahucios, marea blanca, marea verde, asociaciones de padres y madres que buscan recursos económicos para mantener los contratos de investigadores que puedan lograr avances en el tratamiento de enfermedades raras, etc.
Todas estas noticias tienen mucho que ver con la presión ejercida por la Sociedad Civil, con el compromiso y el trabajo firme y constante de muchos millones de personas en todo el mundo que termina por dar sus frutos y nos demuestra que los cambios son posibles cuando suponen un avance en la justicia social y cuentan con suficiente apoyo ciudadano.
Buenas noticias, fruto de los malos tiempos. Realidades que, no sé si a Juan José Millás le pueden hacer cambiar de opinión, pero sin duda ponen de manifiesto que debemos continuar confiando en el poder de los ciudadanos y tener la certeza de que se pueden cambiar las cosas.
*Artículo 1 del texto aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York del 8 al 28 de marzo de 2013 y relativo al Tratado sobre el Comercio de Armas.
Manuel Rodríguez Fraile, Presidente de Salud por Derecho