El sida y la tuberculosis siguen causando millones de muertes y de nuevas infecciones cada año. Según los principales organismos de salud mundiales, es posible alcanzar el fin de estas pandemias en 2030 con las políticas y la financiación adecuadas, pero la realidad es que ni los recursos ni el compromiso político están siendo acordes, y los avances son muy desiguales y lentos. Es necesario un fuerte liderazgo europeo y que los gobiernos estén comprometidos en la lucha contra estas enfermedades con un enfoque centrado en los derechos humanos, el apoyo a las poblaciones claves y a la sociedad civil y la financiación de organismos como el fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, del que España no es donante desde 2011.
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