La tuberculosis afectó en 2015 a 10.4 millones de personas alrededor del mundo y mató a 1.8 millones de personas, situándose como la enfermedad infecciosa más letal del mundo, por encima incluso del VIH. Ante esta alarmante problemática, en diciembre de 2016 las Naciones Unidas dieron un paso histórico en la lucha contra la enfermedad y acordaron realizar para 2018 la primera Reunión de Alto Nivel sobre Tuberculosis de la historia, con la intención de acordar políticas y aunar esfuerzos para alcanzar el fin de la pandemia.
La reunión, que tendrá lugar el próximo 26 de septiembre en Nueva York, contará con la participación al más alto nivel de las diferentes naciones del mundo para ‘aprobar una declaración política concisa y orientada a la acción, acordada previamente por consenso a través de negociaciones intergubernamentales’. Esta declaración política resultante tiene el poder de cambiar el curso de la respuesta a la tuberculosis y marcará el plan de acción en la lucha contra la enfermedad durante los años venideros.
Por eso, más de 200 organizaciones de pacientes, ONG –entre las que se encuentra Salud por Derecho-, profesionales de la salud, abogados por los derechos humanos y activistas alrededor del mundo hemos firmado esta carta dirigida, entre otros, al Copresidente y al Vicepresidente de la Reunión, y a la oficina del Secretario General de la ONU, para recordarles que es posible terminar con la tuberculosis, pero solo con un enfoque de derechos humanos.
En la misiva se reclaman 12 compromisos; entre ellos: la implementación y el cumplimiento de legislaciones y políticas regionales e internacionales centradas en derechos humanos; objetivos concretos sobre acceso a medicamentos, el testeo o investigación de nuevos fármacos para las cepas resistentes de la enfermedad; aportes económicos que permitan cerrar la brecha de recursos que existe hoy en día en la lucha contra la tuberculosis (1.3 mil millones de dólares anuales); o la contratación social de las organizaciones de la sociedad civil que trabajan protegiendo los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables.
Solo a partir de un enfoque centrado en los derechos humanos de las poblaciones más afectadas por la tuberculosis se podrá construir un camino que nos lleve hasta el fin de esta mortal pandemia en 2030, como marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible firmados en Naciones Unidas por todos los países del mundo en septiembre de 2015.