En los últimos días hemos visto con preocupación cómo la Comisión Europea ha estado trabajando en un mandato para, en nombre de los estados miembros de la Unión Europea, poder negociar compromisos de compra anticipada de vacunas con las compañías farmacéuticas.
Esta estrategia parece responder a acuerdos similares entre EE. UU y otras compañías farmacéuticas, con los que el gobierno estadounidense ofrece a éstas grandes cantidades de dinero público para apoyar la investigación, el desarrollo y la fabricación de vacunas COVID-19 potencialmente efectivas a cambio del acceso garantizado a un número determinado de dosis para uso doméstico en los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, estas -y otras iniciativas parejas- están generando una mayor competencia por el acceso a posibles vacunas en todo el mundo y socavan la tan necesitada Respuesta Global al Coronavirus, en la que se aseguraba que los medicamentos y vacunas resultantes de las investigaciones -financiadas con una gran cantidad de dinero público- serían consideradas como bienes públicos universales. Una respuesta, por cierto, liderada por la UE y apoyada por casi todos los países de la región y de otras partes del mundo.
Por otro lado, la selección de unas pocas compañías farmacéuticas para la investigación, el desarrollo y la producción aumentará la dependencia en dichas compañías, dejando de un lado la capacidad global de desarrollo y producción. Una dependencia que se extiende, además, a muchos países de ingresos bajos y medios en otras regiones que, sin capacidad para desarrollo y producción de medicamentos o vacunas, deberían ser prioritarios en la estrategia global de acceso y protección.
Por esto, a un día de la negociación de este mandato en la Comisión Europea con los Estados Miembros, decenas de organizaciones de la sociedad civil y líderes de opinión hemos redactado una carta abierta dirigida a los ministros de salud y los comisionados involucrados, enfatizando en la necesidad de apegarse a una respuesta global y compartida, de acceso libre a los conocimientos generados y sin exclusividades ni barreras que pueda generar la propiedad intelectual.
Para hacer frente a la crisis sanitaria actual para la Covid-19, la UE debe colaborar -y no competir- en el desarrollo, la fabricación y la asignación de vacunas y medicamentos.
Esta es la carta (en inglés).